sábado, 28 de abril de 2012

la vocacion franciscana

Sepultados y resucitados con Cristo en el Bautismo, que los hace miembros vivos de la Iglesia, y a ella más estrechamente vinculados por la profesión, hagánse testigos e instrumentos de su misión entre los hombres, anunciando a Cristo con la vida y con la palabra".
Nuestra vocación, y nuestra identidad tiene como objetivo la misión, que todos hemos ratificado el día de nuestra profesión, como verdadero compromiso social y eclesial. Pero este compromiso no es solamente para nosotros Franciscanos Seglares, sino para todo fiel creyente y grupo de la Iglesia. Hoy debe resonar con gran alegría la llamada que el mismo Señor nos dirige a nosotros y que un día le encomendó a San Francisco el Señor en la ermita de San Damián"Francisco, Ve Repara mi Iglesia que amenaza ruina". Esta invitación a la misión se realiza de una manera diversa a nuestros hermanos de 1ª y 2ª Orden pero que realizamos desde la comunión vital de encarnar el carisma Franciscano del poverello en la sociedad y en la Iglesia.

OPUS DEI EN ECUADOR

Historia

Breve historia del desarollo de la labor del Opus Dei en Ecuador

Opus Dei - San Josemaría, en Ecuador.
San Josemaría, en Ecuador.
Por los años 1948 a 1952, San Josemaría Escrivá de Balaguer, impulsaba las labores apostólicas del Opus Dei, no solamente en cuanto al gobierno de toda la Obra, –llevando a cabo las gestiones oportunas para el encauzamiento jurídico– sino que rezaba y pedía oraciones a muchas personas por la expansión de la futura Prelatura en otros países, y, efectivamente, la Providencia divina dispuso que se abrieran muchos caminos.

Juan Larrea, joven estudiante ecuatoriano, había pedido la admisión a la Obra a principios de 1949, en Roma, y el Fundador le manifestó que podría regresar a su patria, para preparar allí el comienzo de las labores apostólicas del Opus Dei. Una vez terminados sus estudios y obtenidos los doctorados en derecho civil y en derecho canónico, Juan Larrea partió para Quito en septiembre de 1952.

Al llegar a la ciudad capital, lo primero que hizo, siguiendo las recomendaciones de San Josemaría, fue presentarse al Señor Arzobispo, Cardenal Carlos María de la Torre, y pedir sus oraciones y bendición para la Obra. El Señor Arzobispo acogió con deferencia y cariño al recién graduado, y prometió encomendar diariamente para que pronto se pusiera el primer centro del Opus Dei en Quito. En esos años Juan Larrea ejercía la abogacía y daba clases en la Universidad Católica de esta ciudad.

Poco a poco surgieron las primeras vocaciones, y en octubre de 1954 llegó a la capital del Ecuador el P. Joaquín Madoz Montoya. La primera labor apostólica corporativa comenzó en un pequeño apartamento arrendado, en la calle Asunción 142.

En mayo de 1954 llegan a Quito tres mujeres del Opus Dei, que inician el trabajo apostólico apoyadas por algunas señoras de Quito que ya conocían la Obra y deseaban incorporarse.

Opus Dei - San Josemaría, con don Álvaro del Portillo.
San Josemaría, con don Álvaro del Portillo.
En 1955 llegó el P. José Giner. Posteriormente se instaló la Residencia Ilinizas para estudiantes universitarios, primero en dos locales alquilados y después, en 1957, en una sede de nueva planta.

En 1963 se inició establemente la labor apostólica en Guayaquil. Con el tiempo se han desarrollado una gran variedad de actividades apostólicas. En 2001 se construyó, con ayudas de numerosos fieles de la Arquidiócesis, una Iglesia que se dedicó a San Josemaría.

Desde los primeros años también se realizaron actividades en Ibarra, Ambato y Loja. En la actualidad las labores apostólicas son muy variadas: residencias para universitarios y universitarias, centros de formación para la mujer, escuelas de hostelería. Tanto en Quito como en Guayaquil, casas de retiros y convivencias acogen diferentes actividades culturales y de formación cristiana. Además, desde 1966 padres preocupados por la formación de sus hijos iniciaron colegios en algunas ciudades y han confiado la educación religiosa a la Prelatura.

En agosto de 1974 San Josemaría visitó Ecuador. Llegó afectado por una enfermedad bronquial que, junto con la altura de Quito, le impidieron realizar la labor apostólica que deseaba. A pesar de su estado de salud, permaneció en la ciudad 15 días en los que recibió a abundantes personas y tuvo reuniones con nutridos grupos.

En todo momento ha habido una total colaboración con la jerarquía eclesiástica del país, y varios Obispos han solicitado insistentemente que se comience establemente la labor de la Obra en sus diócesis.